miércoles, 5 de diciembre de 2012

I Peregrinación a la Catedral en el Año de la Fe

El pasado 1 de diciembre, se celebró la primera de las Peregrinaciones Diocesanas a la S.I. Catedral de Palencia con motivo del Año de la Fe. En esta peregrinación participaron fieles del Arciprestazgo de Camino-Carrión y de las palentinas parroquias de San Lázaro y San Telmo.

Esta Peregrinación tuvo su primer gran momento en la celebración de la Eucaristía presidida por nuestro Obispo. Durante la mismas se hizo entrega a los peregrinos el Credo de nuestra fe... donde se recoge la síntesis de la fe que profesamos los católicos desde tiempos de los Apóstoles.

Acabada la Eucaristía los fieles se trasladaron -con velas encendidas- en procesión al Trascoro de la Catedral. Allí, tras una breve oración, nuestro Obispo bendijo a los presentes con agua del pozo de la Cripta de San Antolín. Con este simbólico gesto, nos entroncarnos en la corriente de todos los que han mantenido a lo largo de los siglos la fe en nuestro pueblo.

Con el canto de la Salve y la Bendición Final se dio por concluida esta primera Peregrinación a la Catedral en el Año de la Fe. Quedamos convocados para la siguiente, que se celebrará el próximo 22 de diciembre.


HOMILÍA DE MONS. ESCUDERO

En su homilía, D. Esteban recordó que la Fe es, ante todo «una adhesión personal del hombre a Dios y, al mismo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado», y que «la fe nos hace gustar de antemano el gozo y la luz de la visión beatífica, fin de nuestro caminar aquí abajo». La fe es ya el comienzo de la vida eterna, La fe es, pues, ya el comienzo de la vida eterna, cuando «veremos a Dios cara a cara, tal cual es».

También expresó que nadie puede creer ni vivir solo, ni nadie se ha dado la fe a sí mismo. «Cada creyente es como un eslabón en la gran cadena de los creyentes. Yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros, y por mi fe yo contribuyo a sostener la fe de los otros. Así la Iglesia es la primera que cree, y conduce, alimenta y sostiene mi fe. La Iglesia es la primera que, en todas partes, confiesa al Señor. Por medio de la Iglesia recibimos la fe y la vida nueva en Cristo por el bautismo. La Iglesia, que es “columna y fundamento de la verdad” (1 Tm 3,15), guarda fielmente “la fe transmitida a los santos de una vez para siempre”. Ella es la que guarda la memoria de las palabras de Cristo, la que transmite de generación en generación la confesión de fe de los apóstoles».

Una fe que la Iglesia apostólica -desde su origen- expresó y transmitió su propia fe en fórmulas breves y normativas para todos. A través del «Símbolo de los Apóstoles», llamado así porque es considerado como el resumen fiel de la fe de los Apóstoles y el antiguo símbolo bautismal de la Iglesia de Roma. Y del «Símbolo llamado de Nicea-Constantinopla», símbolo común a todas las grandes Iglesias de Oriente y Occidente.

D. Esteban finalizó su homilía animando a los fieles a recitar con fe el Credo. Recitar el Credo es «entrar en comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, es entrar también en comunión con toda la Iglesia que nos transmite la fe y en el seno de la cual creemos».


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