martes, 20 de noviembre de 2012

La Dedicación de la Catedral en el Año de la Fe


Ayer, 19 de noviembre, conmemoramos el Día de la Dedicación de la Catedral. Esta tuvo lugar el 19 de noviembre de 1897. La consagró el Obispo de Palencia, Mons. Enrique Almaraz y Santos, después Cardenal Primado de Toledo. En aquel entonces, se colocaron las doce cruces de mármol que pueden verse por las distintas columnas de las naves laterales. Simbolizan a los doce apóstoles, fundamento de la Iglesia de Jesucristo. De acuerdo con el ritual, se las ungió con el óleo santo. Todos los años, en esta fecha y para recordar este acontecimiento en la Catedral, se encienden las velas que hay debajo de cada una de ellas.

Durante la Homilía en este Día, nuestro Obispo ha invitado, con motivo del Año de la Fe a todos, “sacerdotes, religiosos y laicos católicos de la Iglesia particular de Palencia, a venir en peregrinación a nuestra Santa Iglesia Catedral para recitar solemnemente el Credo, renovar las promesas del bautismo y comprometernos más profundamente con la fe profesada, rezada, celebrada y vivida en la caridad”.


HOMILÍA DEL OBISPO EN LA DEDICACIÓN DE LA SANTA IGLESIA CATEDRAL

La solemnidad del aniversario de la dedicación de la iglesia catedral es una buena ocasión para que todos los fieles de la diócesis celebren y vivan mejor el misterio de la Iglesia en su realidad local. 

“La Iglesia Catedral es el símbolo y el hogar visible de la comunidad diocesana presidida por el Obispo que tiene en ella su Cátedra... En la cátedra del Obispo, descubrimos a Cristo, Maestro, que gracias a la sucesión apostólica, nos enseña a través de los tiempos...”  (Juan Pablo II. Madrid, 15 de Junio de 1993).

En consecuencia, la Santa Iglesia Catedral, como sede del Obispo diocesano, es signo de la unidad de la Iglesia particular. Por esto, ha de ser reverenciada por todos los diocesanos y tenida como el lugar propio para la celebración de aquellos actos que, por su propia índole, manifiestan especialmente la vida de la Iglesia particular de Palencia. 

El aniversario de la dedicación nos recuerda un día de gracia, pero también nos impulsa hacia el futuro. En efecto, de la misma manera que los sacramentos de la Iniciación, a saber, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, ponen los fundamentos de toda la vida cristiana, así también la dedicación del edificio eclesial conmemora la consagración de una Iglesia particular representada en la Catedral.

El aniversario que estamos celebrando constituye una invitación, por tanto, a hacer memoria de los orígenes y, sobre todo, a recuperar el ánimo evangelizador que debe seguir impulsando el crecimiento y el desarrollo de las parroquias y comunidades cristianas de toda la diócesis.

Las palabras de San Agustín en la dedicación de una nueva iglesia, leídas muchos siglos después, parecen dichas para nosotros: “Ésta es la casa de nuestras oraciones, pero la casa de Dios somos nosotros mismos. Por eso nosotros... nos vamos edificando durante esta vida, para ser consagrados al final de los tiempos. El edificio, o mejor, la construcción del edificio exige ciertamente trabajo; la consagración, en cambio, trae consigo el gozo. Lo que aquí se hacía, cuando se iba construyendo esta casa, sucede también cuando los creyentes se congregan en Cristo. Pues, al acceder a la fe, es como si se extrajeran de los montes y de los bosques las piedras y los troncos; y cuando reciben la catequesis y el bautismo, es como si fueran tallándose, alineándose y nivelándose por las manos de artífices y carpinteros. Pero no llegan a ser casa de Dios sino cuando se aglutinan en la caridad” (Sermón 336). 

En su carta apostólica “Porta Fidei”, afirma el Papa Benedicto XVI, refiriéndose a las celebraciones del presente Año de la Fe: “En esta feliz conmemoración, deseo invitar a los hermanos Obispos de todo el Orbe a que se unan al Sucesor de Pedro en el tiempo de gracia espiritual que el Señor nos ofrece para rememorar el don precioso de la fe. Queremos celebrar este Año de manera digna y fecunda. Habrá que intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo. Tendremos la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras catedrales e iglesias de todo el mundo; en nuestras casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre. En este Año, las comunidades religiosas, así como las parroquiales, y todas las realidades eclesiales antiguas y nuevas, encontrarán la manera de profesar públicamente el Credo”.

Desde este momento, yo os invito a todos, sacerdotes, religiosos y laicos católicos de la Iglesia particular de Palencia, a venir en peregrinación a nuestra Santa Iglesia Catedral para recitar solemnemente el Credo, renovar las promesas del bautismo y comprometernos más profundamente con la fe profesada, rezada, celebrada y vivida en la caridad. 

Palencia, 19 de Noviembre de 2012.
+Esteban. Obispo de Palencia.

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